Viendo el éxito que obtuvimos, no dudamos en hacer una gran reunión en nuestro rincón. Saqueamos los vinos de un Wal-Mart y concentramos en un tráiler, pacas de marihuana golden, kilos de cocaína y el espacio restante de diferentes sustancias. Los invitados especiales; el matrimonio ganador del premio nobel de la paz, Barbará Mori y su esposo Héctor Rodríguez; el cardenal Abdiel, quien no espero más por participar en una orgía debido al tiempo que tenía sin actividad sexual; la distribuidora de opio en el norte del Estado de México, Guadalupe y compañeros de la escuela así como el profesor de redacción el cuál sorprendentemente mostró sus habilidades para danzar reggae.
De pronto observé una pared verde y escuché la voz de mis compañeros los grises; revisé el reloj, eran las dos de la tarde. No hubo fiesta, masacre ni aventura alguna. Me encontraba en la cancha de frontón, donde siempre nos poníamos a consumir. Solo fue un gallo más al que le echamos puntos de drack, acompañándolo de un ácido, el que explotamos con whiskey y red bull.
Con tranquilidad, me levanté del tronco dónde estaba sentado y me fui a mi clase. No quería tener un retardo más, porque ya había incumplido con el máximo de faltas y ese retardo me haría reprobar.
*Basada en hechos reales. Todos los derechos reservados.