11.06.2011

Cósmica sobredosís (6ta entrada)


A 2 meses del programa de captura, nuestra población había disminuido más de la mitad. Se encontraban aislados en mansiones, separados por edades. Eran obligados a severos castigos, como tener relaciones sexuales hasta que el placer se vuelva una tortura. Experimentaban cómo funcionaban los excesos de los humanos, aislados o en grandes masas y pequeños espacios. Todo lo sabíamos a través de un policía que logramos hacer adicto a las anfetaminas. Él se rendía ante su necesidad y nosotros aprovechábamos para exprimirle la verdad.

Ahí, en el rincón de los grises, éramos 7 integrantes; Eze, a los 2 meses y ¾ de día con 35 min de lo acontecido, lo noté con 25kg 550grs menos. Inyectó sobre la única vena que le quedaba disponible, su última cuchara de heroína; lo vi caer del sofá lentamente y en menos de 10seg, dejo de respirar...
Nadie corrió en su auxilio, tampoco intentamos llevarlo a que lo atendieran, pues sabíamos que en las calles nos estaban esperando.

Las consecuencias nos empezaron a afectar, nuestras esperanzas a disminuir y las oportunidades a desaparecer,  como cada masa de humo que hacíamos correr por los alrededores de la cancha en la que nos resguardábamos, aunque seguíamos teniendo suficiente dosis gracias a las tiendas de tepito y su inigualable mayoreo.

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